A volar se aprende volando y volando muchas horas y por muchas horas que le dediques a la teoría, sin el conocimiento de las estrategias y de las reglas del vuelo, no llegarás nunca a tu destino.
Con las lenguas creo que pasa un poco lo mismo. No las aprendemos hasta que no empezamos a practicarlas en contextos reales y mientras más horas las practicamos más aprendemos. Es entonces cuándo realmente podemos utilizar toda la teoría que nos han enseñado. Aún así, como el volar, sin el conocimiento de unas estrategias y de unos recursos apropiados, no conseguiremos llegar nunca a nuestro destinatario.
La teoría tradicional, la que a mi me tocó de pleno, me dotó de un conocimiento explicito de la lengua, de una normativa basada en el aprendizaje de una serie de reglas gramaticales y de un vocabulario bastante arcaico que no me ayudó mucho a mi llegada a Dublín. Pero fue un comienzo. Cambié el "how do you do" por el "nice meeting you" , el "I want to dance only" por el "I want to dance on my own", ...
En Dublín dejé mi rol pasivo para pasar a ser la protagonista. Dejé de estudiar sola, de manera individual para compartir experiencias comunicativas con los demás estudiantes. Esto me permitió relacionar las formas lingüísticas que había aprendido de memoria con sus funciones comunicativas. Descubrí que una forma podía tener diferentes funciones según las situaciones y allí aprendí a desarrollar estrategias que me ayudaron a llegar a mis destinatarios.
Con la teoría estructuralista me llegó un enfoque más comunicativo y activo y los dichosos listenings Que mal lo pasábamos tratando de escuchar y descifrar algo de aquellos casetes de mala calidad. No se entendía nada. También hacíamos ejercicios de rellenar huecos y cambiar la estructura de una frase.
La pragmática la aprendí in situ. Es decir, aprendí a saber qué decir en qué situación con mis amigos irlandeses, mis amigos australianos y con el contacto directo con el país y su gente.
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